Pedro III (1761-1762)            atrás a dinastía Romanov

Pedro III fue un zar de Rusia en los años 1761-1762, nieto de Pedro el Grande el hijo de Carlos Federico de Holstein-Gottorp, aunque oficialmente perteneció a la Dinastía Romanov.

Nació en Kiel en 1728 y accedió al trono en 1762 al fallecer la emperatriz Isabel I. Militar formado en Prusia, despreciaba la cultura rusa. Por decisión de su tía contrajo nupcias en 1745 con la princesa Sofía de Anhalt-Zerbst, que se convirtió a la fe ortodoxa con el nombre de Catalina y que años después fue Catalina II. De este matrimonio nacieron dos hijos, el futuro emperador Pablo I y la Gran Duquesa Ana Petrovna, que murió en la niñez. Se dicen que ambos tenían otros padres biológicos, circunstancia que es casi segura en el caso de la niña. Su matrimonio fue un fracaso, desde la noche de bodas, tanto por su incapacidad para fecundar a su esposa hasta varios años después, por lo que se rumoreaba que podía ser impotente, como por las diferentes visiones políticas de cada uno.

Profundo admirador de Federico II el Grande, entregó a Prusia los territorios conquistados por Rusia durante la Guerra de los Siete Años e introdujo a militares prusianos en el ejército ruso, lo que le valió el rechazo de la guardia imperial. Además él planeaba junto a Federico una guerra contra Dinamarca, para apoderarse del territorio que actualmente es el región de donde él provenía -Schleswig-Holstein.

Su relación matrimonial con Catalina, fría pero aparentemente estable, se precipitó cuando en estado ebrio la llamó tonta públicamente en una fiesta en el palacio. Una conspiración encabezada por el amante de su esposa, que se convertiría en Catalina II, le obligó a abdicar a los seis meses de ser elegido zar. Entonces pidió volver a la región donde había nacido, junto con su amante y poder vivir allí en paz. Pero esta decisión habría dejado la puerta abierta a la posibilidad de retornar en busca del trono que para él estaba legitimado. Pocos días después fue transportado secretamente a Krasnoyarsk, donde fue asesinado, aunque oficialmente se atribuyó su deceso a causas naturales. Fue sepultado con deshonra, pero su hijo Pablo I exhumó su cadáver y le brindó una ceremonia fúnebre con honores en 1796, después de la muerte de Catalina.