Isabel I (1741-1761)               atrás a dinastía Romanov

Isabel I - la emperatriz de Rusia, Llamada La Clemente; hija segunda de Pedro I y Catalina I. Nació en Kolomenskoe, el 29 de diciembre de 1709 y murió en San Petersburgo el año de 1762, a los 53 años de edad. Su muerte se conoce como Milagro de la Casa de Brandenburgo.

Cuando murió Pedro el Grande sin descendencia masculina, la opinión sobre quién debía subir al trono quedó dividida. Había sido relegada del trono en 1725 al subir su madre al trono, en 1727 cuando Pedro II (sobrino suyo). Después de la muerte de Pedro II, en enero de 1730, la opinión volvió a dividirse entre los seguidores de las hijas de Pedro I y los de Pedro III, que aún era un niño. Finalmente, subió al trono Ana Yoánnovna, hija segunda del zar Iván V de Rusia, quien además era la que menos probabilidades tenía.

Ascendió al trono en 1741, después de derrocar al Emperador niño Iván VI, al que hizo encerrar en la fortaleza de Schlüsselburg, aprovechando la debilidad y pereza de la regenta madre, Ana Leopóldovna, hija de Catalina de Meklemburgo.

Se inició una revolución entre los partidarios de Isabel e Iván. Todo terminó cuando uno de sus propios aliados y amantes (Lestocq) le había querido encerrar en un convento; pero Isabel, por la noche del 25 de noviembre de 1741, había mandado llamar a algunos de sus seguidores, suplicándoles la salvaran.

Lloró y les hizo besar la cruz, lo cual equivalía a un juramento. Ella les dijo que era su madre, la madre del pueblo ruso. Ellos cedieron, haciéndole caso, velando y guardando por ella. Antes, sus palabras habían sido: "¡Juro morir por vosotros, jurad vosotros morir por mí!". Tenía 31 años y era hermosa y elegante, parecía a gran amazona. Tuvo una educación muy pobre que compensó con un carácter fuerte y apasionado.

Fue la última descendiente por línea masculina de los Romanov que ocupó el trono ruso. La casa de los Romanov sólo quedó representada por mujeres. Catalina y Pedro tuvieron ocho hijos pero sólo le sobrevivieron dos hijas: Ana, duquesa de Holstein, muerta en mayo de 1728, y la princesa Isabel.

Contrajo matrimonio, morganático, con Alexey Razumovsky, al quien el emperador Carlos VI hizo Conde del Sacro Imperio, pero no tuvo descendencia.

Era la mujer de carácter autoritario, excéntrica y lujuriosa. Tuvo sin embargo algunos aciertos como gobernante, entre ellos la abolición de la pena de muerte (1744), aunque era cruel con sus enemigos, a los que torturaba; la supresión de las aduanas interiores; la reorganización del comercio exterior y las iniciativas de tipo artístico y cultural. Iván Shuvalov, el favorito de Isabel, es quien fundó la Universidad de Moscú, y es también durante este período, en que se establece la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo. Ella mejoró las relaciones con Inglaterra y Austria; en su guerra contra Suecia, consiguió el sur de Finlandia.

Puso en marcha un importante plan de desarrollo de la industria metalúrgica. Se le adjudica a Isabel el mantenimiento de la alianza entre Austria, Francia y Rusia, el bloque más poderoso que estaba en contra con Prusia.

Isabel era muy supersticiosa: hace demorar la declaración de guerra a Federico II de Prusia porque una mosca, parada en la pared, voló y fue a posarse sobre el papel, lo cual originó un borrón de tinta. Por otro lado, anuló toda la obra de su padre, otorgó más privilegios a la nobleza, empobreciendo a los campesinos. Intervino en la guerra de los siete años (1756-1763) contra Federico II de Prusia.

Tenía buenos consejeros que la ayudaban en sus decisiones, aunque entregó la dirección del gobierno a Bestoujev-Rioumin, de quien desconfiaba.

Tuvo mala suerte con sus prometidos: Algunos murieron, y otros la dejaron. Había estado prometida al rey Luis XV de Francia, al zar Pedro II, al duque de Chartres, al duque de Borbón y al conde de Charolais. Su último prometido, el príncipe Carlos Augusto de Holstein Obispo de Lübeck y candidato a la corona de Curlandia, había muerto de viruela. Su gran amor de juventud fue el Conde Simon Narishkin, de quien ella fue separada violentamente. Aun así contaba con una pequeña corte de amantes. Isabel necesitaba estar con alguien. Tuvo romances con los Chouvalov (Alejandro y Pedro), con Miguel Vorontsov y con dos personajes más de apellidos Lestocq y Schwartz.

Los oficiales de su guardia la adoraban, entre otras cosas porque aceptaba ser la madrina de sus hijos. Los soldados iban a hablar con ella a su casa de campo. Tuvo de amantes a soldados como Boutorlín, Chombín, Lestoccq (aquél que quiso entregarla, pero que a la mera hora se arrepintió) y, a Razoumovski, con quien acabara casándose en secreto (esto sucedió en 1742).

Isabel hablaba en francés y aunque leía, instaura un período o etapa de cultura francesa que sucede al de la cultura alemana de Pedro I y de los reinados siguientes. Las institutrices y los maestros franceses proliferaban entre la aristocracia. Durante su reino el Francés llega a ser para muchos como su segundo idioma, y París, debía visitarse por el noble que se preciase como tal. Francia era "lo máximo", para ellos, como para otros sería Alemania, Austria o Inglaterra.

Dejó como sucesor a su sobrino Pedro III, hijo de su hermana mayor y de Carlos Federico, duque de Schleswig-Holstein-Gottorp, quien nació en Alemania en 1728 y fue adoptado por ella en 1741.


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