Nicolás I (1825-1855)          atrás a dinastía Romanov

Nicolás I nació en Gátchina el 6 de julio de 1796 y falleció en San Petersburgo el 2 de marzo de 1855. Era hijo del zar Pablo I y de Sofía Dorotea de Württemberg (María Feodorovna). Fue zar de Rusia y rey de Polonia después la muerte de su hermano mayor, Alejandro I.

Nicolás no había sido educado para ser emperador de Rusia, ya que tenía dos hermanos mayores. Pero en 1825 su hermano mayor, el zar Alejandro I, murió de tifus, y Nicolás tuvo que enfrentarse a la dilema de desasirse de su otro hermano mayor, Constantino, o aceptar el trono para sí mismo.

El 25 de diciembre de 1825 Nicolás emitió el manifiesto proclamando su acceso al trono. Ese manifiesto llamado del 1 de Diciembre es considerado el inicio oficial de su reinado. Durante la confusión, unos militares aristócratas y liberales tramaron una conspiración para destronar Nicolás I y usurpar el poder. Esto llevó a la Revuelta Decembrista del 26 de diciembre, donde corrió peligro a la vida de Nicolás, pero al final tuvo éxito en la represión de la sublevación.

Nicolás carecía completamente de la amplitud intelectual y espiritual de sus hermanos; y contempló su papel simplemente como un gobernante autócrata y paternalista con su pueblo. Después de haber experimentado el trastorno de la Revuelta Decembrista en su primer día de reinado, Nicolás estaba determinado a controlar a la sociedad rusa y evitar toda difusión o cultivo de ideas liberales que contradijeron con su absolutismo. Una policía secreta creada especialmente para tal efecto, la Tercera Sección de la Cancillería Imperial, mantuvo una enorme red de espías e informantes sobre aristócratas y funcionarios de todos niveles, con la ayuda del Especial Cuerpo de Gendarmes. El gobierno ejerció la censura y otros controles en la educación (dificultando mucho el acceso a estudios técnicos y universitarios), la edición de libros (limitando rigurosamente la circulación de obras extranjeras o su traducción) y muchas otras manifestaciones de la vida pública.

En 1833, el ministro de educación, Sergéi Uvárov, ideó un programa de "autocracia, ortodoxia, y nacionalismo", como el portador ideológico principal del régimen. La gente era educada para mostrar una lealtad ilimitada a la autoridad indiscutible del zar, a las tradiciones de la Iglesia Ortodoxa Rusa y a la nación rusa. Estos principios no obtuvieron el apoyo significativo de la población, pero en cambio sirvieron de sustento al régimen para la represión de las nacionalidades no rusas, que vivían en el territorio del Imperio, y para hostilizar a las otras religiones. Por ejemplo, el gobierno reprimió la Iglesia greco-católica en Ucrania y Belorusia en 1839 y estableció varias leyes que limitaban derechos de los judíos.

Nicolás se negó a abolir la servidumbre de la gleba durante su reinado, y permitió a los terratenientes gobernar a los campesinos como propiedad personal. Sin embargo, hizo algunos esfuerzos para mejorar la vida de los campesinos del estado (siervos propiedad del gobierno) con la ayuda del ministro Pavel Kiselev.

El énfasis gubernalivo en estimular el nacionalismo ruso contribuyó a un debate sobre el lugar de Rusia en el mundo, el significado de la historia rusa, y el futuro de Rusia. Uno de los grupos, de tendencia occidentalizante, consideraba que Rusia seguía realmente anclada en el pasado y que sólo podría progresar entrando en contacto más estrecho con las ideas de Europa Occidental. Otro grupo (los denominados eslavófilos), aceptaba solo el mantenimiento de la cultura y las costumbres eslavas, y les disgustaba la cultura de Europa Occidental. La eslavofilia, por lo tanto, representaba una forma de mesianismo típicamente ruso que fue indirectamente protegida por Nicolás I, en tanto esta ideología también mostraba repulsión hacia el liberalismo y la democracia.

A pesar de las represiones culturales en este período, Rusia experimentó un florecimiento de la literatura y las artes. Por medio de las obras de poetas y escritores tales como - Aleksandr Pushkin, Nikolái Gógol, Iván Turgénev y muchos otros, la literatura rusa ganó el reconocimiento internacional. El ballet enraizó en Rusia después de su importación desde Francia, y la música clásica se estableció firmemente con las composiciones de Mikhail Glinka. No obstante, el régimen de Nicolás I insistía en concentrar al país sobre sí mismo no sólo en el terreno cultural sino también en el científico (considerando que la técnología occidental tenía estrecha relación con el racionalismo tan detestado por los eslavófilos) e impidió que Rusia participase ampliamente de los adelantos de la Revolución Industrial que ya empezaban a experimentar Gran Bretaña, Francia y Prusia.

Política exterior

En política exterior, Nicolás I actuó como protector del legitimismo real y guardián contra la revolución y el liberalismo, siguiendo con fidalidad los dictados asumidos por las potencias europeas en el Congreso de Viena de 1815. Sus ofertas para aplastar las revoluciones liberales en el continente europeo fueron aceptadas en algunos casos, lo que le valió el apodo de "gendarme de Europa". En 1825, desde que fue coronado, comenzó a limitar las libertades de la monarquía constitucional que había sido aceptada en el Congreso de Viena para la denominada Polonia del Congreso. Con ello provocó la Revolución de Noviembre de 1830. Nicolás I ordenó construir la ciudadela de Varsovia después de la represión del levantamiento de noviembre para reforzar el control del Imperio ruso sobre la ciudad. En 1831 el Parlamento polaco depuso a Nicolás como rey en respuesta a sus reiterados recortes de los derechos constitucionales polacos. El Zar de Rusia reaccionó con el envío de tropas rusas a Polonia.

Nicolás I reprimió la rebelión, derogó la Constitución polaca y redujo al Reino de Polonia y la combertió en una provincia rusa, embarcándose también en una política de represión hacia los católicos, y estableciendo el absolutismo sobre el sector ruso de Polonia en toda su extensión. En 1848, cuando una serie de revoluciones convulsionó Europa, Nicolás I estuvo a la vanguardia de la reacción, alentando a los monarcas europeos a rechazar las sublevaciones liberales. En 1849, mientras tropas austriacas repelían las revoluciones liberales de Italia, tropas rusas enviadas por Nicolas I intervinieron en nombre de los Habsburgo y ayudaron a reprimir una revuelta en Hungría. Nicolás I también instó a la aristocracia de Prusia a no aceptar una constitución liberal, ofreciendo su ayuda en tropas si fuera preciso. Después de haber ayudado a las fuerzas conservadoras a rechazar el espectro de la revolución, Nicolás parecía dominar Europa con su influencia política.

Sin embargo, la influencia rusa era una ilusión. A pesar de ganar la guerra contra los otomanos para establecer un protectorado ruso sobre la población cristiana ortodoxa de los Balcanes y obtener el derecho a enviar buques de guerra a través de los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos, en 1841 en un convenio en Londres se afirmó el control otomano de los estrechos y prohibía a toda potencia, incluida Rusia, enviar buques de guerra por tales estrechos. 

Vida personal

Nicolás I se casó en el año 1817 con Carlota de Prusia (llamada en Rusia como Alejandra Feodorovna), hija de Federico Guillermo III de Prusia y de Luisa de Mecklemburgo-Strelitz. Nicolás y Carlota tuvieron 7 hijos.

Muchas fuentes afirman que Nicolás no tuvo relaciones extramaritales hasta 1842 (después de 25 años de matrimonio), cuando los doctores prohibieron a la emperatriz tener relaciones sexuales por su mal estado de salud y recurrentes ataques de corazón. Aun así hay unos hechos que desmenten esta información y dicen que Nicolás era padre de tres niños bastardos antes de 1842, uno de ellos con su más famosa amante, Barbara Nelidova. 


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